Erase una vez, hace 200 años

Hace unos 200 años, cuando no existía televisiones, ni ordenadores, los niños jugaban a imaginar. En un pequeños pueblo de Dinamarca, un padre, con muy pocos recursos económicos, regaló a su hijo una caja para guardar sus tesoros más preciados. Este hombre no tenía una gran preparación académica, pero enseñó al niño, algo que no se aprende en los colegios. Le regaló la capacidad de volar con su imaginación. Ese niño guardó en esa preciada caja todos sus secretos: una caja de cerillas, una cáscara de nuez, un soldadito de plomo, unos zapatos rojos.....y tantas otras cosas sencillas y tan especiales para él. Al cumplir 11 años, su padre murió, y el niño abrió aquella caja,que su padre le regaló un 2 de abril. Escuchó la voz de su padre, recordó las historias que le contaba cada noche,los personajes y sus secretos cobraron vida. Entonces supo lo que quería ser......tenía que convertir sus sueños en cuentos para ser leídos por otros padres a otros niños . Y así, ese cariño inmenso, se transmitiría en cada historia y permanecería inmortal en cada página. Aquel niño se convirtió en uno de los escritores más conocidos de Dinamarca y no imaginaría que, 200 años después, sus cuentos seguirían acunando miles de sueños, en cientos de lenguas. Sus obras siempre las firmó con su nombre: Hans Christian Andersen. Desde 1967, IBBY (Internacional Board on Book for Young People), conmemora el 2 de Abril, como el día Internacional del Libro Infantil. Ese año celebra el bicentenario del nacimiento de este escritor danés. Sin menospreciar en absoluto, esta iniciativa maravillosa, creo que los libros infantiles, se fomentan cada noche, como hizo el padre de Andersen. La lectura infantil se apoya, a los pies de la cama de nuestros hijos.Con cada frase, conformaremos una historia mágica para ellos. Sus ojos,a través de esa voz apacible y llena de ternura, se cerrarán y el niño se adentrará en su mundo de fantasía. Viajará al lugar más recóndito de su imaginación para volar, en mágicas alfombras, a países de nunca jamás. Y cuando dejen de ser niños, podrán abrir su caja de tesoros y disfrutar con todo lo que ésta guarda en su interior: la ternura de un abrazo, la calidez de una voz, el aroma del hogar y la avidez por aprender cada día de su vida. Para quien siga el blog de diverzaje, he subido la misma entrada. Para quien no lo conocéis os invito a que lo hagáis: http://blogdiverzaje.blogspot.com.es/ www.diverzaje.com

Comentarios

Óscar Sejas ha dicho que…
:-) no conocía los porqués de Andersen pero tienen una hermosa historia detrás.

Creo que nunca hay que quitarle a un niño la capacidad de imaginar, de soñar otros mundos, y para eso, los cuentos serán sus mejores aliados y en cada cuento encerrará recuerdos y quién sabe, quizás algún día sea capaz de escribir las mejores historias.

Un abrazo grande.
Luis Cano Ruiz ha dicho que…
Gracias por la historia. Siempre debemos recordarlas para dar sentido a lo que hacemos.

La verdad, de niño no fui un gran lector. Supongo que tarde en descubir un mundo tan necesario. Y creo que es de las mayores cosas de las que me arrepiento.

Cuídate.
Historias entre Fogones ha dicho que…
Gracias a los dos. Es increíble que, a pesar de mis ausencias, siempre estáis aquí.
Un abrazo enorme

poetisanocturna ha dicho que…
la imaginacion es lo mejor que tenemos la verdad , te sigo muy buen blog! un abrazo!