COMO ÁRBOLES

Si pudiera pedir un deseo, sin dudarlo desearía SER FELIZ. Sin "peros", sin puntos y aparte, ni "ademases". Porque SER FELIZ, implica poseer todo, por lo que alguna vez suspiré, aquello que anhelo cada día, lo que espero que me suceda mas pronto que tarde. Imaginando la felicidad más plena ¿y si las musas me regalaran la fuerza de la palabra, si fuera capaz de plasmar mis sentimientos en poemas?........... pero como de mis lustrosas lámparas no emergen genios, acudo a los que existieron alguna vez, aquellos que me acompañan, que me inspiran, que me recuerdan que estoy viva cada vez que los leo.
Quién hubiera dicho, que estos poemas de otros iban a ser míos. Después de todo, hay hombres que no fui y sin embargo quise ser, sino por una vida, al menos por un rato o por un parpadeo. En cambio, hay hombres que fui y ya no soy, ni puedo ser. Y esto, no siempre es un avance, a veces es una tristeza. Hay deseos profundos y nonatos que prolongué como coordenadas. Hay fantasías que me prometí y, desgraciadamente no he cumplido, y otras que me cumplí sin prometérmelas. Hay rostros de verdad que alumbraron mis fábulas, rostros que no vi más, pero siguieron vigilándome desde la letra en que los puse. Hay fantasmas de carne, otros de hueso. También los hay de lumbre y corazón, o sea, cuerpos en pena, almas en júbilo, que vi o toqué o simplemente puse a secar, a vivir, a gozar, a morirse.... Pero además, está lo que advertí de lejos. Yo también escuché una paloma que era de otros diluvios. Yo también destrocé un paraíso que era de otras infancias. Yo también gemí un sueño que era de otros amores. Así pues, desde este misterioso confín de la existencia, los otros me ampararon como árboles, con nidos o sin nidos, poco importa. No me dieron envidia, sino frutos, esos otros están aquí. Sus poemas son mentiras de a puño, son verdades piadosas. Están aquí,rodeándome, juzgándome con las pobres palabras que les di. Hombres que miran tierra y cielo, y a través de la niebla, o sin sus anteojos, también a mí me miran, con la pobre mirada que les dí. Son otros que están fuera de mi reino, pero además, estoy en ellos. A veces tienen lo que nunca tuve. A veces aman lo que quise amar. A veces odian lo que estoy odiando. De pronto me parecen lejanos, tan remotos, que me dan vértigo y melancolía. Y los veo minados por un duelo sin llanto. Y otras veces, en cambio, los presiento tan cerca, que miro por sus ojos y toco por sus manos. Y cuando odian, me agrego a su rencor. Y cuando aman, me arrimo a su alegría. ¡Quién hubiera dicho que estos poemas míos iban a ser de otros!..... COMO ÁRBOLES. (BENEDETTI ¿de quién sino?)

Comentarios

Óscar Sejas ha dicho que…
Pues no mereces otra cosa que la felicidad sin peros, sin condiciones.

Tener el don de la palabra es un camino hacia la felicidad pero hay veces en que las palabras se quedan trabadas y hay que leer a otros (cómo tú por ejemplo) para vivir en sus letras y sentirlas tuyas. Yo no podría haber descrito esas sensaciones mejor que el maestro Don Mario así que yo también me dejaré mecer por sus palabras hoy. Es hermoso pensar que lo que tú escribes también les sirve a otros para refugiarse y para hacerlo suyo.

Fuerte abrazo Ely.
Historias entre Fogones ha dicho que…
Gracias Oski. Qué maravilla encontrarte siempre!!!!!!!!
Luis Cano Ruiz ha dicho que…
Una semana sin poder entrar por estos lugares, perdiéndome cosas como estas.

Te dejo un abrazo y la promesa de volver.

Cuídate.
Historias entre Fogones ha dicho que…
Ladrón, se te echaba de menos. Abrazos enormes.
Unknown ha dicho que…
Muy buena la elección de Benedetti que has hecho. No conocía esas brillantes palabras, sí algunos de sus libros.
Gracias por aportar algo tan bueno.
Historias entre Fogones ha dicho que…
Gracis Roberto y bienvenido a mi mundo!!!!!!