SECRETO. Relato corto.

Un zumbido en su cabeza, alteró aquella paz . Tanteó en la oscuridad, intentó apagar aquel estallido, pero el ruido continuaba muy dentro de sus entrañas, no se trataba de ningún reloj. El sonido era más intenso, su mente iba estando más lúcida y ella reconocía con más intensidad aquel ruido monótono. De nuevo, aquella tremenda y oscura realidad que cada noche intentaba esquivar.
Tristeza, soledad, impotencia, dolor...

-¿Por qué no me dejáis descansar? - gritaba con toda sus fuerzas. Sus interlocutores parecía no inmutarse. Su única inquietud, finalizar su cometido y lo cierto es que eran muy profesionales, quizá demasiado...

Trás un tiempo que a ella le parece una eternidad, de nuevo, el soniquete se detiene.

-Por fin estás de vuelta, no vuelvas a marcharte, no podría soportar otra vez este infierno.

Sus palabras eran apenas murmullos, no necesitaban más, sus fuertes manos, entrelazadas con las suyas la lanzan al exterior y una bocanada de aire fresco inunda sus pulmones. Sus miradas les erizan el bello, y la ansiedad por estar juntos es tan intensa que sienten punzadas en el corazón. Aquellos labios se pasean por su boca, despacio, sintiendo cada tacto, cada poro....y las punzadas de deseo son tan intensas, que se pierden en un beso interminable cálido, húmedo, apasionado... Ya no existe tristeza, ni soledad, ni tampoco dolor, solo ellos dos rodeados de luz. Aquel lugar intransferible y exclusivo, emana paz por doquier, el olor de la menta, las melodías de los árboles meciéndose con el viento, les descubren fundidos en un abrazo.

- No puedo retenerte aquí. Éste, no es tu mundo, sería tan egoísta si te retuviera conmigo.
 Le increpaba él con los ojos enrojecidos.

Ella, asustada por perderle de nuevo, le implora:
-No te vayas, otra vez. Me has mostrado otras perspectivas.  He aprendido a querer todo lo que tu amas. Ahora tu sitio es el mío y no puedes convencerme a vivir en un mundo en el que tu no estés.

Pero él continua:
-No lo entiendes, esto no es un juego, no hay vuelta atrás. Y eres tan apasionada, tan hermosa, tienes tanta vida que compartir. La realidad no siempre es lo que parece, debes esperar, profundizar más y ser objetiva antes de tomar una decisión.

De repente aparecen las sombras de nuevo, su olor se desvanece, sus caricias se ocultan con el sol, su rostro se pierde en la oscuridad del bosque, unas voces se escuchan en la lejanía y otra vez el zumbido, el dolor, la impotencia, la soledad de aquellos hombres y mujeres que le detienen y lo hacen, afanosamente, contra reloj, sin importarles si ella está o no de acuerdo.

- ¿Cuándo me dejarán en paz? ¿Cuándo acabarán con todo ésto?- 
Les grita con todas sus fuerzas. Ellos le miran, pero ni siquiera le contestan. Una lágrima, casi perpetua, se desliza por sus pómulos, la única señal de su impotente súplica.

Entonces algo cambia. A su lado, alguien parece escucharle,  transmite calidez y confianza. Entre sus brazos acuna un álbum. Parecen fotos. Se sienta a su lado y mirándole a los ojos, toma su mano con tanta dulzura que por un momento recuerda aquellas otras caricias. Esa voz es tan familiar.

- "Esta mañana, arreglando tu escritorio he descubierto por casualidad el lugar secreto. Debo confesarte que nunca pensé que existiera. Ahora me alegro de haberlo encontrado. Este cuaderno es todo un hallazgo maravilloso para mí porque, por fín soy capaz de entenderte y aunque no te lo creas, de envidiarte."-

Abre con mucha delicadeza el cartapacio. Sus ojos observan con dulzura las páginas y las comisuras de sus labios tiemblan de emoción o de tristeza...

- Siento leer algo tan tuyo, tan íntimo y personal, pero creo que en las actuales circunstancias, sabrás perdonarme...
La voz, pausada, asombrosamente amiga, comienza a leer en aquel cuaderno:


"No se cuando ocurrió, no lo busqué, él me encontró. Tampoco se muy bien porqué te escribo, quizá para sentirme mejor, acaso esperando que algún día puedas entenderme. Ni en sueños pensé que, a estas alturas de mi vida, pudiera suceder. Fue un instante. Sus ojos se encontraron con los míos, por casualidad, como suelen ocurrir los acontecimientos que cambian la vida de una persona, no se plantean, no se buscan y cuando aparecen, tampoco se cuestionan.
Debo confesarte que me había convertido en una versión en blanco y negro de lo que fuí. Un día solapaba al siguiente sin que nada ocurriera, vidas contemplativas, en las que todo ha terminado antes de que suceda.
¿Cuando perdimos las cómplices miradas? ¿Y aquellos besos furtivos? ¿En qué momento desaparecieron las vibrantes caricias, dejando paso a simples encuentros cálidos?.
Pero cuando aquella sonrisa atravesó mi alma, comprendí que ya nada sería lo mismo.
Lo siento, me rendí, la monotonía había ganado la batalla. Me hubiera gustado volver a nuestro principio y recuperarte, pero no podemos retroceder en el tiempo.
Apareció y mi mundo y el tuyo tomaron, en ese mismo momento, direcciones opuestas.
Yo se que tu intuías este cambio de actitud, el brillo de mis ojos, mi buen humor, esa necesidad de sentirme más bella. Quizás si tu reacción hubiera sido otra.....
Hoy, sé que estabas jugando tus cartas, contabas con mi lealtad, sabías que mi fidelidad y mi compromiso con lo que habíamos construido juntos me retendría a tu lado. Y esto era suficiente para tí. Se trataba de una tormenta pasajera, un capricho, una manera de llamar tu atención. Y permaneciste impasible, esperando a que pasara el temporal...
No creiste importante luchar por recuperarme, porque nunca entendiste que cada día que pasabas en este estado de pasividad me alejabas más de tu mundo y me obligabas a refugiarme en el suyo. No supiste ver mis ganas de echar a volar, huir de esta existencia tan gris.
No quiero ni pensar que ya lo sabías......
Por las noches escucho tu sueño placentero y me pregunto si alguna vez existió algo más que respeto y entonces recuerdo lo mucho que nos amamos. Quizás algún día sea algo más valiente y un poquito menos fiel y me marche lejos, sea capaz de volar lejos y comenzar a sentir de nuevo".

Él, levanta la vista. Sus ojos, llenos de lágrimas, no le permiten continuar leyendo. Se dirige a ella mirándola fijamente, como intentando llegar a su alma:
- "Cuando supe que un desconocido había realizado un acto tan valiente, me emocioné. Hay tantos héroes anónimos, personas que pasean a nuestro lado y, que en tan solo un momento, son capaces de detener el tiempo y salvar una vida sin pensar que puedan perder la suya. Me dijeron, Iba detrás, cuando aquel camión perdió el control...".

Mirando de nuevo el álbum, recupera su monólogo:
-"Ahora, tras descubrir tu secreto, comprendo que, además de un salvador, fue un amor incondicional, quién te salvó. En estas fotos parecéis tan felices. Intuyo, por tu sombrero de flores, que ésta os la hicisteis aquel fin de semana que me marché a Munich. Nunca reíste así conmigo, nunca unas imágenes tan inocentes, estuvieron cargadas de tanta sexualidad. Observo sus ojos mirándote y no siento rabia, ni tristeza, solo puedo sentir agradecimiento ".

Cierra el libro y lleno de dolor coge sus manos con fuerza, como transmitiendo todos sus sentimientos en esa caricia:
-"No se cuál hubiera sido mi  reacción, quizá no soy un héroe o acaso sí, pero nunca dejé de amarte. Solo tu presencia, me hacía fuerte y confiado. Nunca sentí ninguna amenaza, nunca seguí ninguna estrategia. Tan solo era tan especial mirarte, que sentirte tan cerca, era cuanto deseaba".

La besa con delicadeza, aún sabiendo que no será correspondido:
-"Ahora se que nuestro amor se marchita y yo no quiero perderte. Regresa a mí. Enséñame cómo amarte de nuevo. No conozco otra manera de decir lo que siento por tí."

Otra vez aquel chirriante sonido...

En la habitación entran precipitadamete un médico y una enfermera, exploran a la paciente. Sólo un zumbido advierte de la línea plana en el monitor.
-"Salga de aquí por favor" - le informa el cirujano- " su mujer, ha vuelto entrar en parada. Tenemos que intervenir inmediatamente o será irreversible".

Los ojos del marido denotan la impotencia de haber llegado demasiado tarde. Si la hubiera hablado un año atrás como lo ha hecho ahora. Un año de visitas diarias, un año  sin entender. Si hubiera conocido su secreto entonces,  quizás le hubiera contado todo el amor que nunca demostró. Ahora le gritaba, le rogaba que luchara por salir del coma,  que él le necesitaba más que respirar.
- ¡Despierta, vuelve conmigo!

Pero ella ha dejado de escuchar.
Ahora ,el sol brilla con fuerza en lo alto de la montaña y el olor a menta invade toda la pradera. Y con sus ojos llenos de serenidad y dulzura, aparece de nuevo aquel por el que lleva luchando todo este tiempo. Ella le sonríe:

_ "Sabía que no me abandonarías, sabía que me traerías de vuelta. Nuestro secreto ha dejado de serlo. Me siento en paz porque al fin, ha comprendido. Él me ha tenido toda una vida, ahora necesito compartir contigo toda la eternidad.
Esta vez, sus manos se entrelazan y sus cuerpos se confunden con la luz del atardecer.

Mientras, en aquella habitación fría de hospital, el zumbido desaparece, la máquina se apaga y el silencio se hace insoportable porque aquel hombre, arrodillado a los pies de la cama, abrazado a su secreto, sabe que, sólo le quedan sus recuerdos y, desde hoy, tendrá que aprender a vivir sin ella.

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