INCERTIDUMBRE

La vida y nuesta manera de pasar por ella es a veces tan extraña.
Los excepcionales en realidad, por extraños más que por genios, somos nosotros, nuestras reaciones a lo impredecible, tan alejadas de lo que pensábamos hacer y nunca hicimos.
Nuestra ideas, nítidas y seguras se convierten en inestables nebulosas cuando ya no son proyectos. En ocasiones, la varita mágica del hada madrina convierte en realidad los pensamientos más ansiados, y en ese instante, en el que el deseo se convierte en realidad, ocurre lo que nunca hubieramos ni imaginado en la peor de nuestras pesadillas. Nada. Parálisis total desde la uña del dedo gordo del pie hasta la neurona más insignificante del cerebro. Una fuerza invisible ha entumezido toda parte movible convirtiendo actividad en atrofia. Medusa nos ha mirado y convertido en piedra. Una parte de nosotros lucha contra lo indescriptible y nos incita a actuar como ocurría en nuestros sueños, pero nuestro "alter ego" acaba de despertar invadiendo cualquier capacidad de pensar coherentemente. Si fueramos capaces de razonar, observaríamos que esta conversión entre Dr Jekil y Mr Hyde es lo más maravilloso del ser humano. La imprecisión en los aciertos, la incertidumbre de nuestras determinaciones, lo inadecuado de ciertos comportamientos y al mismo tiempo la valentía para afrontar estas decisiones, la disposición para rebobinar los pensamientos negativos convertiéndolos en positivos, son actitudes que nos hacen a cada uno de nosotros seres únicos e inimitables. Son estas conductas las que descubren la genialidad en cada uno de nosotros. Porque equivocarse es vivir y es aprender, es sentir, llorar, y rabiar de impotencia. Porque los sentimientos nos conmueven y nos hacen dudar a cada paso que avanzamos. Y cada vez que nos enamoramos perdemos el equilibrio e intentamos recuperarlo con cada mirada, en una voz, con una caricia. Es por esto que las cabezas pensativas nos vuelven locos y nos adentran en un mundo de incertidumbre. Pero el coraje es una de nuestras grandes virtudes y, como en las gestas medievales, montamos nuestro corcel, nos protegemos con armaduras y cascos, empuñamos la lanza con fuerza al tiempo que atacamos a nuestra desesperanza, esperando derribar la mala conciencia y ganar la batalla a nuestro "alter ego". Esta reflexión, esta inercia batalladora es suficiente para continuar con nuestras vidas y entender que no hay nada imposible, que si se lucha lo que se persigue, no hay cruzada sin tregua. Nuestro destino siempre nos acompaña y todo lo que acontece tiene un porqué. Nada es casual, los acontecimientos siempre se solapan con otros que están por llegar y lo importante es saber esperar, prepararse para ser capaz de reacionar y no dejar de creer en nosotros mismos y en nuestros sueños, a pesar de que nos sobrecogan cuando se convierten en realidad.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
cabezita pensativa ojalá no pensases tanto...
¿Cómo es posible que seas capaz de expresa lo que siento?¿Será por qué eres mi madre?
Teq! (L)(L)(L)
PD: son corazones jejeje
Historias entre Fogones ha dicho que…
nunca olvides que un trocito de tu alma está muy dentro de mi corazón y cuando tu lloras, yo sufro y cuando ríes, soy más feliz que una perdiz.jejejeje. TQ!