28 NUEVES DE FEBRERO


28 nueves de febrero que suceden y encadenan toda una vida.
Los primeros tenían, en esencia, entrañas llenas de vida, aromas de bebés, comienzos ilusionantes y sueños compartidos.
Los siguientes, hasta 15, juegos, canciones, cuentos, películas de Disney, reyes magos, cuadernos y libros de texto. Ir mujer o volver madre, estar sola o marchar con familia, momentos difíciles, preguntas erróneas o respuestas incorrectas, tormentas, luces, sombras, ni contigo ni sin tí y, compartir sueños.
El resto hasta 27, se confunden entre bailes y películas, charlas, descubrimientos, el bien o el mal, acertar o equivocarse, hablar o callar, esperanza, impotencia, centrarse y volver a empezar, alegrías, fados, distopías, sueños de altos vuelos, inspiración, miedos, más indecisiones, sonrisas, encontrarse entre la barra de un bar y la atmósfera mágica de un búho, querer pero no poder, pensamientos sin sentido y dar sentido a la sin razón, intentar nuevos comienzos, reconocer el único fin que justifica todos los medios, continuar luchando, incluso contra nosotros mismos para perseguir y compartir sueños.
Y aquí estoy, plantada en el vigésimo octavo 9 de febrero. Se dice pronto y se vive casi en un suspiro. Desaparecieron, hace demasiado, los aromas de bebe, las películas de adolescentes, las idas y venidas a horas intempestivas, repasar lecciones y llorar en graduaciones. También se fueron los malos momentos de entonces y, con ellos, los buenos. Es cuando en el horizonte, apareció por fin la luz, la libertad y la serenidad. Porque ¿qué es la libertad sino una elección? La elección de continuar con quien todo comenzó un 9 de febrero. Ser libre para compartir incluso lo indivisible. Saber que asumes estar aquí, aunque no puedas más. Preferir levantarte, recoger los trozos y encontrar la esencia. Y sientes que siempre estuvo, que sí sabías el porqué de las cosas, aunque no fueran las que tú imaginabas. Y, eres consciente que la fuerza no es solo de uno, que la unión es indestuctible y los sueños son más intensos cuando se duplican y se comparten desde dos energías tan distintas como inseparables. Mi libertad es definirme con un solo sueño, reconocer, por fin, que siempre ha sido el mismo. Aunque pese, a pesar de renegar e imaginar otras vidas, elegí estar aquí y con ėl. Esta es mi libertad, compartirnos el uno con el otro. La inspiración y lo evidente. Elegimos, en definitiva, ser dos cuerpos erosionando juntos, como la roca intransigente que soporta la descomunal fuerza del mar y es esta reacción constante a no romperse lo que la convierte en acantilado único y especialmente indomable. Es esta misma esencia lo que hace que, 28 nueves de febrero después, nos encontremos como ese acantilado, sobrepasando nuestros erosionados cuerpos, traspasando las huellas que nuestras almas llevan marcadas, luchando, aguantando lo insoportable, férreos como la roca que se transforma en acantilado.
Y en este punto, estamos como comenzamos, solos los dos de nuevo, observando este mar Mediterráneo, entrelazando las manos y henchidos de emoción porque, como hace 28 nueves de febrero, tenemos todavía mil sueños que cumplir y mucha imaginación que compartir.

" Dedicado a quien tuvo libertad para elegir y se quedó a mi lado".





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